lunes, 29 de septiembre de 2014

Las locas del pueblo

No, no se me ha ido la cabeza definitivamente, o al menos, no todavía. Bueno, según a quién la preguntes, claro. Qué gallego me ha quedado este comienzo…

Sí, soy una de las locas del pueblo, que haberlas haylas, y a mucha honra. Somos muchas y variadas, lo que sigue son cosas que pasan.

 Si el título de esta entrada os parece una exageración, sólo tendríais que ver las caras de algunos de mis vecin@s, los que se sientan a tomar la fresca en los bancos del parque de debajo de casa, cuando después de alabar lo grandes que tiene los ojazos Roque y lo bien que juega al fútbol para lo pequeño que es, me preguntan: “Maja, ¿y tú a qué te dedicas? ¿Trabajas? Es que mucho, mucho, no sales de casa… “. Yo: “Pues verá, ahora la cosa está complicada, no hay nada… estoy haciendo tocados…”. Adiós. Qué boca tengo. O más bien qué poca agudeza. Como en las pelis. Silencio sepulcral. Primero los músculos de su cara se tensan, después va subiendo la ceja. Los ojos van abriéndose a todo lo que dan mientras con la boca se forma una “o” perfecta. De repente, me acuerdo de Matrix y me dan ganas de agacharme con un abrigo de cuero pero para meterme debajo del banco del parque. Reacciono rápido y me apresuro a arreglarlo: “¡Sombreros!” casi chillo con cara de inocencia supina.

Y es que yo creo que en esas décimas de segundo a la buena señora se le pasan por la cabeza varias imágenes inquietantes: servidora maquillada como una puerta en salto de cama delante de la pantalla del ordenador poniéndole morritos. Por lo menos. Si supiera la verdad… de maquillaje, o ni rastro, o ya más que diluido por toda la cara; batiburrillo de pijamas -jamás consigo coordinar el pantalón con la camiseta, algo pasa en mi armario-; calcetines, por supuesto; y alguna vez zapatillas. Soy todo glamour.

Abracadabra, “sombreros” consigue que las cosas vuelvan a la normalidad. Los coches vuelven a circular, los niños a llorar y a gritar y la gente a caminar. Y mis adorables vecinos consiguen relajar su musculatura facial y esbozar una aaaamplia sonrisa, más de alivio que de otra cosa, “¡ah, eso que se pone en las bodas!” Grrr, que rabia oye, y dale... vuelta la burra al trigo… “¡Sí, exacto! Con sus flores y sus plumas y tal.”

Y es que vive en un pueblo pequeño, haz tocados y puede pasar cualquier cosa.

martes, 23 de septiembre de 2014

Instagram y yo

 Hace una semana estaba a punto de contaros lo mal que nos llevábamos, que no nos entendíamos y que estaba dispuesta a romper con él definitivamente…. Sí, eliminar ese precioso icono tan vintage del escritorio de mi HTC. Teníamos problemas. Como Vaquerizo con los teléfonos táctiles, ¿os acordáis del reality de Alaska y Mario cuando iba a comprar un móvil y rechazaba todos los que no tenían botones? Pues eso.

Ahora os digo que ni loca. Me he viciado, qué le vamos a hacer.


 Todo empieza poco a poco, que si pruebas a subir una foto, que si te animas con otra… y de repente salta el corazoncito y se pone naranja. Y claro, no lo puedes evitar… miras y ahí está, a veces ya erais amigos y a veces no le conoces de nada. Y es de muuuuy lejos. Y ya te has enganchado.

 Qué bonitos que son los comienzos, cuando no le ves nada malo. Lo que antes me parecía chino mandarín, ahora se parece más a jugar a una lluvia de ideas. Un hashtag me recuerda a un crucigrama, a veces encaja y a veces no. Y cuando terminas de publicar una fotografía se te ocurren varias maravillosas palabras que te harían llegar aún a más generosos conocidos y desconocidos de todo el mundo… Y aunque suene cursi, me parece casi mágico, guay vaya. De repente te sientas a ver la tele, a leer un libro o te pones a preparar la cena… y no puedes evitar tener el móvil bien pegadito, no sea que se ponga naranja el corazoncito. Y claro, puede ser de las Delicias o de Toronto. O de mi Vigo. Y luego está la pestaña de explorar, para que queremos más… esa gente dadivosa que comparte trocitos de sus cosas, de su arte o de su mundo. Buah, es que mola.



Si intento un selfie y saco la funda del móvil...
 No me refiero a los cafeses con corazoncitos formados por la cremita, a las jarras de cerveza de espuma blanquísima, que parece llevaran fairy o no se explica…, ni a los croissants de pega, o eso prefiero pensar. Tampoco a las fotos de pies. O las autofotos donde nadie jamás sale mal. Ni a las hermosas fotos de niños limpísimos y guapísimos en casas impolutas de estilo nórdico con toques retro. Con este tipo me empiezan a surgir un mar de preguntas: ¿Por qué mi casa es tan sosa y la mayoría de las veces está hecha un desastre? Yo limpio, en serio. ¿Por qué yo no metabolizo igual que “ellas” los croissants? ¿Es que ya no sé ni cocinar bonito más allá de ponerle una aceituna o un trozo de pimiento a la ensaladilla rusa? ¿Debería salir más? De todos modos a mí no me tiran las cañas así… Ah, antes que me olvide, y esto me pasa también con las películas, ¿cómo consiguen lavarse los dientes sin que se les escurra ni una mísera babilla mientras se hacen una foto a la vez y salir guap@s?

 Entonces empiezo a responderme a mí misma y ya malo. Desde luego, no sé hacer fotos de tocados. Cocino de pena y carezco de vida social. Definitivamente, no sé lavarme los dientes con dignidad y por supuesto soy un adefesio incapaz de hacerme una autofoto y salir medio decente. Ni de los pies. Vamos, que ni ir a comprar ropa y no encontrar talla.

 Pero no amig@s, esto no es malo. Es bueeeno, me hace pensar, es por mi bien… erm… ya os digo que Instagram, hoy, es maravilloso.

 Uy, creo que se ha iluminado la pantalla de mi móvil… o tal vez no, pero debo asegurarme. No, no me miréis así, tal vez a alguien le haya gustado alguno de mis tocados… y tal vez viva aquí al lado o no…

http://instagram.com/labalacatocados

jueves, 18 de septiembre de 2014

No sólo BBC o Belle & Sebastian

No sólo de bodas, bautizos y comuniones se trata lo de ponerse un tocado. Hay tantos y de tantos estilos que reivindico el ponérselo para tomarse unas copas, darse un paseo, irse de concierto o hacer recados. Que sí, que hay de todo tipo. 

Entiendo que nos dé corte ir al trabajo o llevar a los peques al cole con el raqui en todo lo alto, aunque estoy muy a favor de las personas que llaman la atención y les importa un bledo, qué le voy a hacer… pero ¿qué tal una diadema bonita más o menos discreta según el gusto de la persona en cuestión? O un bandeau, cómodos, favorecedores y encima ayudan a esconder el pelo si esa mañana lo tenemos rebelde y decidido a no hacernos ni caso.

Un sombrero, un canotier o una chistera con vaqueros  y camiseta básica pueden quedar genial y le dan chispa. Con un vestido largo. Una camisola y listo. Con estilo masculino, unos pantalones de pinzas y camiseta, si te atreves ponte tirantes, un mono, una camisa blanca… las posibilidades son infinitas y no tiene por qué parecer que nos vamos a Ascot. Aunque a veces mole un montón.

Y para muestra un botón, bueno, dos. Divinas Silvia y Andrea en el concierto de Belle & Sebastian en Santiago de Compostela este verano con tocados de “La balaca”. Por cierto, en la foto con las chicas, aparece también Jesús, la música, que junto con Silvia, la poesía, forman “Cinta Adhesiva”. Si andáis por Galicia estos días os recomiendo ir a verlos, estarán mañana en la asociación cultural Bou Eva de Vigo. Gracias lindas.


jueves, 11 de septiembre de 2014

Viva el Otoño

Coloreando de Otoño sombreros, hortensias y hojas. Cosiendo telas, flores y lentejuelas. Combinando plumas. Es divertido recrear una estación, además el Otoño. ¡Viva el Otoño! Que sí, que también se puede llevar tocado.


El Otoño de Roque, la estación de los comienzos, de los cambios, del reinvento que dicen por ahí… cuando menos la ocasión de cortarse la melena o cambiarse el color del pelo, por cierto, he leído en algún sitio que se llevará el tono avellana, qué apropiado.

Canotier dorado de copa baja con velo, cinta grossgrain color chocolate, decorado con plumas de avestruz, flores hechas a mano y hojas de eucalipto doradasViendo las diferentes semanas de la moda que se atropellan unas a otras estos días, he llegado a una conclusión: se lleva-rá todo. Sí, prácticamente todo, lo cual es genial por otra parte. ¡Viva!

Iba a contaros un poco lo que dicen que se lleva-rá, pero estoy segura que ya lo han hecho mucho mejor que yo, aunque no me resisto a hablar de los colores de este Otoño.

Vaya… pensándolo bien, también se lleva-rá todo o casi. Y es que fijaos: el color estrella del año, “orquídea radiante”-hay que ver como unas palabras bien elegidas pueden cambiarlo todo… y si no me creéis, echad un vistazo a los nombres de los colores que siguen-y sus variantes, que continua a tope (vamos, los violetas y morados de toda la vida); los rojos, aunque se llamen “sangría” o “aurora roja” y los utilice Elie Saab, Dolce&Gabbana, Vicky Beckham, Carolina Herrera o Vivianne Westwood; los azules; el lila o “niebla púrpura”, el aluminio; los verdes, ya sea caqui o “ciprés” (Balmain o Isabel Marant también lo han utilizado mucho); el“amarillo brumoso”, el “cognac” y los tonos pastel.

Creo que no me olvido de ninguno, pero no podría asegurároslo... Luego tenemos el blanco y el negro que son atemporales. Ah, y persisten los tonos metálicos. Vosotros diréis qué nos falta. Para que luego nos quejemos de que no hay dónde elegir…

Otros Otoños he pensado: ¡malditas tendencias y malditos colores! Y mira por dónde, que ¡vivan si son como las de este año!

Y eso, que viva el Otoño y viva lo nuevo aunque a veces el principio sea duro y hallan cuestas…Yo sigo con mis chisteras y mis flores que este Otoño no se marchitan. Y mis hojas, que solo se caen para posarse en los sombreros.






lunes, 8 de septiembre de 2014

El tocado de Yolanda

Sabía que Yolanda quería un tocado. Sabía que le encantan los raquis. Pero entre el ajetreo del blog, el Facebook, los nuevos diseños de Otoño-Invierno (deseandito estoy de enseñaros las cosas tan bonitiñas que se me están ocurriendo…) y mis labores, que eso es sagrado e ineludible…, pues no había pensado nada, la verdad. 

Se me había olvidado completamente, supongo que en algún momento pensé que había cambiado de opinión y no se veía con un tocado, oye, que es muy normal, que nunca había llevado uno, y ya se sabe que la primera vez duele o eso dicen… Pero ni hablar, es una chica que sabe lo quiere, y eso es una gran ventaja para que salga todo rodado.La cosa fue así: suena el whatsapp, “oye, mira una foto del vestido que voy a llevar a la boda, ahora vamos a cenar pero vete pensando qué tocado me recomiendas para que combine mejor y luego hablamos” “Ah, vale, bien, buen provecho…” Cuando volví a hablar con ella al poco rato, declinó mis sugerencias muy amablemente y ya me di cuenta que lo tenía clarísimo. 

Entre las dos decidimos los elementos que quería y los colores que mejor podían sentarle y en 10 minutos estaba diseñado. La verdad que es un subidón cuando le envías la foto a la persona que va a llevar tu tocado y te dice que le encanta, o que es lo que quería, eso casi es mejor. Aquí os dejo unas fotos del tocado de Yolanda, creo que realmente va a ir guapísima, y espero fotos que demuestren que tengo la razón, que me encanta… ¿vosotr@s qué creéis?


Tocado con orquídea artesanal color cardenal, base de sinamay con hilo metálico decorada con raqui de avestruz color dorado y plumas de oca Tocado con orquídea artesanal color cardenal, base de sinamay con hilo metálico decorada con raqui de avestruz color dorado y plumas de oca Tocado con orquídea artesanal color cardenal, base de sinamay con hilo metálico decorada con raqui de avestruz color dorado y plumas de oca

lunes, 1 de septiembre de 2014

Empezar por el principio

Pues sí, sí que es difícil escribir una entrada por primera vez. Menos mal que se me ha pasado lo de pensar que Google lo soluciona todo, que solo es cuestión de dar con la frase adecuada. De veras que probé, y muchas veces, a buscar “qué poner en la primera entrada de un blog” y cientos de frases similares… En serio, no sirve para nada.

Soy consciente de que mi prosa no va a dejar a nadie con la boca abierta… está claro, pero sí me gustaría contaros como empezó esto y más adelante cómo se vaya desarrollando. Ya os pido perdón de antemano, tiendo a la dispersión y mucho,  y lo cierto es que jamás he escrito nada para que lo leyeran otros…  bueno, si no contamos los trabajos del cole de Roque sobre la familia Nubaris… Ahí me vuelvo loca oye, lo doy todo; pero bueno empecemos por el principio.

Un buen día mi amiga Carmen, que es una peluquera buenísima por cierto, me sugirió lo de hacer tocados. Y oye, que de repente se me encendió la luz… diseñar, con lo que mola. Igual hasta podía sacar provecho al par de años de Diseño de Moda que estudié cuando aún era guapa, más joven y más delgada… qué tiempos… quiero decir cuando estudiaba diseño, claro... Menuda casualidad haber conocido a José Castro y hasta haber sido amigos una temporada. Vaya genio. También reconozco que me inspira mucho el dibujo (trabajé en diseño gráfico algunos años y también hice varias ilustraciones, algunas de las que estoy bastante orgullosa), los cuentos, los libros y películas o la historia. Lo cierto es que el mundo entero es una fuente de inspiración inagotable, terrible frase hecha, pero es que es completamente cierta.



Y me puse a buscar información sobre tocados y accesorios como una loca. Y descubrí gente con un talento y una personalidad increíble: Sophieet voilá, Mibuh, India, O´touch, Sibarita, Lucía Be y un montón más. Y claro  ¡quiero ser como ellas!


Poco a poco me puse a hacer alguno de los diseños que se me iban ocurriendo… hasta que este verano la mejor fotógrafa del mundo me hizo el precioso reportaje que podéis ver en Galería, gracias Andre y Miramemira. Y claro, luego está la modelo que me hizo el enorme favor de prestarme su talento y su casa en Pereiró, Silvia, que ayudó a que las fotos fueran tan geniales. Del futuro solo espero poder seguir haciendo más y mejores tocados,  bueno, del más inmediato hacer el tocado de Yolanda, que me tiene que quedar precioso y que me llegue el pedido del nuevo material rápido…,  y aprender lo máximo posible. Y que os guste alguno, claro.